Ficha de Idaina Yami

-Despierta...
La voz sonó profunda, mental. Un espíritu hablaba, un demonio ancestral, encerrado en lo más recóndito de Hueco Mundo. Estaba hablando de nuevo, pero no solo, sino a alguién...

Comienzo: Vida como humano.

Karakura, 12:00 p.m. Banco Central. Un día cualquiera ¿Lunes, Martes? daba igual, lo que estaba a punto de pasar cambiaría la vida de Yami para siempre. Estaba en el interior del banco, con un subfusil mp5 en sus manos, apuntando a uno de los encargados del lugar.
-¡No hagas ningún movimiento o te coso a tiros!
A pesar de sus 21 años, su voz sonaba fuerte y vigorosa, segura en definitiva. Todo marchaba como la seda, pronto tendría en sus manos el dinero suficiente como para comenzar una nueva vida, quería dejar atrás todo, olvidar su pasado frustrado.

Una hora, eso fue el tiempo que hizo falta para que las sirenas comenzaran a oirse ¿Dónde estaban los que se encargaban de la caja?. La mente del joven pedía calma, pero el cuerpo comenzaba a agitarse, las gotas de sudor recorrían el interior de su capucha, rozándole los pómulos y acabando en la barbilla. Entonces el Walkie-Talkie hizo unos ruidos, por fin iban a escapar, sin embargo, la distorsionada voz que sonó no auguraba nada bueno.

-Gracias por ser mis conejillos de indias, entre 4 personas es más facil repartir un botín que entre 10.

El mundo se desplomó ante él, miró a sus 5 compañeros, todos se miraban frustrados. No había escapatoria, los coches de policía y fuerzas especiales se agrupaban ante ellos. Quizás fuera por que no podía perder nada más, quizás por ser el más joven, quizás porque ese era su primer atraco o tal vez por un cúmulo de todo eso. La razón no importa, lo que importa es que Yami salió corriendo, disparando contra los policías, hasta que una bala atravesó su cabeza. El cuerpo inerte del joven cayó al suelo, mientras los ojos apagaban su brillo...

Resurrección: Vida como Hollow

Yami abrió sus ojos, miró alrededor, las fuerzas de la policía seguían ahi. Juraría que le habían disparado. Miró hacia abajo y vió su cadaver con el orificio de bala en la cabeza, en efecto le habían disparado...¿Pero qué estaba pasando? Miró sus manos y por un momento se asustó, ya no tenía manos, sino unas blanquecinas y enormes garras. Se giró para verse en el reflejo del cristal del banco y gritó...o al menos lo intentó porque lo que surgió de su boca fue un enorme rugido. Si lo que se reflejaba era su ser, se había transformado en una bestia de más de 2 metros de altura, de aspecto similar a un gran oso de piel blanquecina. No sabía porque pero lo aceptó, se sentía bien, poderoso y capaz de cualquier cosa. Y para probar su nuevo poder destrozó uno a uno a los policías que ahi se encontraban.
Meses despues Yami seguía en la ciudad, alimentándose de almas humanas y sintiendose cada vez que lo hacía un poco más fuerte...tan solo un poco. Sus aspiraciones de dinero habían acabado, ya tenía su nueva vida, ahora quería poder, mucho más poder. Su particular aventura por las calles de Karakura estuvo a punto de terminar un hermoso día de domingo, con la llegada de un tipo de túnica negra que decía ser un Shinigami.

-¿Un Shinigami? ¿Un Dios de la muerte? No me hagas reir

La respuesta del Hollow fue clara y concisa; y enfureció al shinigami, que desenvainó una espada y le atacó. Yami notaba que algo extraño pasaba pues normalmente los humanos no podían verle, sin embargo no tenía tiempo de pensar en eso ahora y respondió a los ataques con sus grandes garras. Entonces, cuando creía que iba a vencer, el individuo de túnica negra pronunció unas palabras mirando a su espada, como si la conociera. Para asombro del Hollow, la espada se transformó en una lanza que le atravesó el torso por completo. En los segundos restantes de conciencia, solo pudo pensar en lo maravilloso que sería tener ese poder...

Y entonces, como cuando recibió el balazo, abrió los ojos. Esta vez si le dolía y pudo notarse exactamente en la misma posición y con la misma herida en el pecho, sangrando. Sin embargo delante de él, el shinigami estaba tirado en el suelo y a su lado, de pies, había otro individuo. Este último parecía un humano, pero en su cabeza tenía un gran casco blanco cubierto de pinchos; se giró hacia Yami.

-Cómete su alma...

El Hollow no estaba para cuestionar órdenes y lo hizo; y entonces sintió que su poder aumentaba de manera muy superior a cuando comía almas humanas. Aquel individuo le explicó todo lo que necesitaba saber: Arrancar, Espada, Shinigami, Hueco Mundo, La Sociedad de Almas, etc.
Por fin Yami lo entendió todo y durante muchos años venció a shinigamis y se alimentó de ellos. Hasta que fue llamado desde Las Noches.

Un nuevo poder: Vida como Arrancar.

Conoció al Señor de las Noches Aizen, que le entregó un poder nunca imaginable, a cambio de lealtad hacia él y un gran dolor en la transformación.
Yami despertó de nuevo, tumbado en una sala redonda de las Noches. Curiosamente volvía a tener manos y al mirarse en un espejo vió que su apariencia era humana de nuevo, completamente humana. Le dijeron que se había arrancarizado, pero ni tenía careta ni zampakutoh; incluso a Aizen le pareció extraño. El resultado fue el destierro. Vagó por el desierto de Hueco Mundo sin rumbo alguno, o eso le pareció a él. Cuando el cansancio y la locura hicieron mella, Yami decidió morir en el interior de una pequeña capilla de templo derruida. Ahi se dejó caer y un nuevo sueño comenzó.

El sueño de 300 años: Vida como Espada.

-Despierta...

La voz sonó clara en su mente, pero no era la suya. Yami se levantó en el mismo lugar mirando hacia todas partes, pero estaba solo.

-Llevas 300 años dormido. No fue el azar lo que te trajo aquí...

-¿Quién demonios habla?

Una risa grotesca y diabólica resonó en su cabeza.

-Tu mismo lo has dicho...un Demonio.

A Yami todo eso le parecía una estúpida broma, pero el día que conoció a un shinigami también le pareció una broma. Siguió mirando intentar encontrar algo que en esos momentos era invisible.

-Debajo...

¿Debajo? El Arrancar miró al suelo y entonces recordó que antaño ese lugar había sido un templo, quizás dedicado a algun tipo de demonio. Sin pensarlo dos veces reventó las pocas baldosas que quedaban de un puñetazo y lo vió: una espada, concretamente una katana de hoja negra. Yami la cogió tembloroso, la Arrancarización si había funcionado, esa era su zampakutoh.

-¿Cuál es tu nombre?

La voz misteriosa volvió a sonar en su mente.

-Tu ya conoces mi nombre. Soy un legendario demonio oscuro, busca en tu interior...

Una palabra acudió a la mente de Yami.

-Malaquita...

Y la transformación comenzó. Sintió un pinchazo en la parte anterior del cuello, ahi estaba su máscara, tapada por su violaceo pelo. La transformación duró segundos, pero el poder otorgado fue enorme, el oscuro demonio hizo acto de presencia en Hueco Mundo. El retorno de un ser destructivo, cuyo odio no conocía límites. Yami habló, pero esta vez su voz, sonaba diferente, fusionada con la de la deidad.

-La hora de la venganza...

Cuando volvió a las Noches todo había cambiado, Aizen no estaba y una nueva generación de Espadas se formaba. Yami se colocó a su cabeza, inaugurando una nueva época de oscuridad y destrucción.